EL VARÓN. CASTRACIÓN, IMPOTENCIA E INFERTILIDAD (y II)
A esto se une, como concausa, la demonización directa del sexo heterosexual, con la exigencia dirigida a la mujer para que se concentre en sus estudios y trabajos olvidándose del erotismo. Se habla de la mujer trabajadora, pero lo que eso significa es que ésta ha de ser una criatura trabajadora que ya no es mujer. Un robot desexuado. Un autómata andrógino. Así, los empresarios incrementan sus beneficios, en tanto que capitalistas, y el Estado sus ingresos fiscales, en tanto que poder económico principal. Esas féminas desfeminizadas no emiten los mensajes corporales, visuales y gestuales que necesita el varón para relanzar el deseo sexual dentro de sí, por tanto, para incrementar la producción hormonal. Y sin esto el semen no puede ser de calidad ni en cantidad. Esto se observa bien prestando atención a la vida sexual de los animales, de los mamíferos, con la advertencia previa de que nosotros somos unos mamíferos más y, al mismo tiempo, bastante singulares. En aquéllos, machos y...