RESPUESTA A YUNUÉN CELAYA



Así es. Quienes han sido concebidos en un coito pleno de deseo y pasión tienen una vitalidad excepcional, de la que carecen, en mayor o menor grado, aquéllos que son el resultado en un acto fornicatorio rutinario. Esto forma parte de la sabiduría popular experiencial, propia de pastores, ganaderos en extensivo y cazadores,  Estos, al observar la sexualidad de los mamíferos, conocen que el coito sublime, en el cual se aúna la receptividad más rotunda de la hembra con la acometividad más ansiosa del macho, origina crías de una calidad biológica óptima. En todo ello, la parte más difícil le corresponde al macho, por la naturaleza activa y resolutiva de su obrar, lo que es de ese modo porque la naturaleza así lo ha establecido. Por eso, los machos reproductores son objeto de una atención, cuidado y mimo excepcionales por los buenos pastores. Pero la sexología académica ignora todo esto, porque es mera politiquería. Es decir, vulgar biopolítica. Y porque su ignorancia es ilimitada, insondable, tan enorme como su arrogancia..
Existen, por tanto, el coito magnífico, el cotio mediocre y, ahora, también el no-coito. Es decir, la reproducción sin monta o cabalgamiento, un acto médico puro. Esta es la vía hacia la degeneración completa de la humanidad en sólo unas cuantas generaciones, algo monstruoso. La reproducción sin sexo es una contradicción en términos, una aberración colosal, un atentado contra la continudad de nuestra especie.
Hay un documental en que una mujer compra una dosis de semen, se la introduce en la vagina y se masturba  Esta individua se cree muy lista, pero desconoce que el orgasmo masturbatorio es esencialmente diferente del orgasmo fornicatorio, en su naturaleza y en sus efectos, porque lo que no puede en absoluto sustituir al orgasmo de verdad, al social, de dos, copulatorio . El patético documental no explica si aquélla logró un embarazo pero aún si así fuera el carácter antinatural de su proceder se manifiesta en que el acto fertilizador requiere dos personas, no de una persona y de un paquete de  semen mercantilizado, convertido en un producto más de la sociedad capitalista de consumo. Tienen que ser dos, al menos, con sus campos energéticos, sus descargas hormonales en el aire, en la saliva, en la piel, con la comunicación mutua antes y durante el coito, verbal y no verbal. Ha de existir una percepción previa compartida de que la creación de vida humana es un acontecimiento formidable, idea que al ser percibida y sentida multiplica por mucho la pasión, el entusiasmo y el furor libidinal en el encuentro copulatorio.
La masturbación es sexo solipsista, un tipo marginal de sexualidad que contradice el principio esencial del Eros como encuentro entre dos seres para crear nueva vida. 
Otro día diré algo más sobre la mitificación institucional de la masturbación, que ha convertido a esta forma rudimentaria e inferior de sexo en la única sexualidad que los poderes estatales nos permiten, pues todo lo demás resulta impedido, siendo el impedir la forma superior, por más efectiva, del prohibir. Pero adelantaré algo más: los orgasmos tienen calidad y no sólo cantidad. Y de la calidad del orgasmo depende todo. Pero quienes están tan degradados que ya no distinguen lo sublime de lo ramplón, ni lo auténtico de los sucedáneos, se contentan con cualquier cosa... 
Gracias cordiales, Yunuén.
RODRI

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