INSTINTO SEXUAL Y FERTILIDAD NATURAL (y 2)
Decir la verdad refutando las invenciones emitidas por el poder, en una sociedad no-libre, como la actual, es difícil y peligroso. En lo referido a las mujeres, se nos fuerza a creer que el régimen vigente las ha “liberado” de manera completa y definitiva. Dicha versión sostiene que, en el terreno erótico, una vez que la sexología académica ha localizado, diagnosticado y resuelto las causas de la infelicidad sexual femenina del pasado, estableciendo un nuevo cuerpo doctrinal que induce “novedosas experiencias y prácticas eróticas”, no existe ningún problema de peso, tampoco en esto. La fémina sexualmente libre, empoderada e incluso “multiorgásmica” es una realidad ya irreversible, se nos dice...
Pero si todo es tan magnífico y no hay problemas graves por ningún lado, ¿cómo explicar dos “asuntillos” cada día más inquietantes, que afectan a las mujeres? O quizá tres. Uno es su infertilidad creciente, de tal manera que su libertad para ser madres está desapareciendo, en una sociedad que se jacta de haber realizado la libertad. Así pues, la mujer es libre para todo, sí, pero no para embarazarse, puesto que no lo logra.
Otro tema es el apartamiento de las mujeres de la actividad sexual, especialmente las jóvenes, las menores de 35 años. Las estadísticas -muy creíbles- que ofrecen algunos centros de estudios sexológicos heterodoxos son iluminantes: la actividad erótica de la juventud desciende año tras año, desde principios del siglo XXI, en todos los países de Occidente. La población joven está decrecientemente interesada en lo erótico y libidinal, como se pone de manifiesto en que cada vez lo practica más escasamente. Esto es extraño, y digno de ser explicado, pues emancipado lo sexual de tabúes y opresiones ancestrales, de naturaleza religiosa, según se discursea desde las instituciones, ¿por qué la juventud, sobre todo ellas, las jóvenes, se está haciendo asexual y desexuada?
Es más, ya hay analistas que se atreven a calificar a una buena parte de las mujeres jóvenes de polifrígidas, porque ni tienen vida amatoria ni la echan de menos ni desean tenerla. Es como si en ellas hubiera desaparecido, de golpe, el instinto sexual, supuestamente tan poderoso. Por tanto, ¿en qué ha quedado la “revolución sexual” de los míticos años 60 del pasado siglo, tan fantásticamente “liberadora”, bajo cuyos efectos seguimos? Aquélla inspira a la sexología académica y a las teoréticas dominantes en esta materia, pero los resultados prácticos parecen refutarla.
Esa minoría audaz de investigadores sexológicos da un cauteloso paso adelante y establece una relación de causa a efecto entre la polifrigidez actual y la amenorrea, la pérdida de la regla a edades bastante tempranas, perturbación cada vez más común.
Aquí ya nos movemos en un terreno bien conocido, pues la que padece amenorrea no es fértil, o lo es muy escasamente, ya que está conociendo la menopausia a una edad asaz anterior a lo que era habitual antaño, no en un pasado lejano sino en el caso de sus abuelas e incluso sus madres. Si éstas llegaban a la menopausia entre los 45 y los 55 años, ahora tenemos que cada vez son más las féminas que se tornan menopáusicas, o casi, a todos los efectos, entre los 25 y 35 años, veinte años antes que sus ascendientes inmediatas.
La pregunta es por qué está sucediendo tales anomalías (¿patologías?), en esta sociedad de los prodigios y las maravillas, en particular para las mujeres, el sexo (¿género?) favorito, e incluso mimado, de las instituciones estatales a día de hoy.
La menopausia precoz indica, además, que la velocidad de envejecimiento de las mujeres se ha acelerado de manera significativa. Éstas llegan a la pre-ancianidad más pronto, de manera que se puede pronosticar un declive perceptible de su esperanza de vida. Al perder la fertilidad en edades tan tempranas, la pierden también para sí, pues al no poder ser madres de bebés tampoco están en condiciones de ser madres de ellas mismas. O dicho de manera más comprensible, si tienen la menopausia anteriormente es probable que fallezcan antes. Verosímilmente, veinte años antes. Mi criterio es que, alterado significativamente el instinto sexual, por motivo políticos, económicos y biopolíticos, su hermano gemelo, el instinto de supervivencia, resulta dañado, lo que significa que Thanatos, la deidad de la muerte, triunfa sobre Eros, las potencias de la vida.
En esto hay poco de nuevo pues ya Freud advirtió que la represión del instinto sexual origina un buen número de dolencias. La realidad actual es exactamente así: represión de lo erótico con nuevos procedimientos y, como consecuencia, desencadenamiento de variadas patologías. Sobre todo, en las féminas.
Y pasamos al tercer asunto problemático, el de la depresión. El 50% de las mujeres padece ya depresión, porcentaje que crece cada año. Según la lógica del sistema actual, que convierte en negocio las patologías sociales, la solución está en la medicación, en tratar masivamente a las féminas. Pero eso, ¿a dónde lleva? Pues a una forma de yatrogenia para féminas que alivia, en el mejor de los casos, los síntomas, pero que no se ocupa del elemento causal, de fondo, con lo cual éste se agrava. Y esas mujeres medicadas son, por ello mismo, menos fértiles, pues los componentes químicos de los psicofármacos alteran el sistema hormonal de aquéllas que, en consecuencia, se hacen más enfermizas.
Así pues, la situación de la mujer hoy en lo que nos ocupa resulta diferente a lo que se publicita desde los gobiernos. Podría decirse, cargando un poco las tintas, que se ha construido, socialmente construido, una mujer crecientemente estéril, polifrígida, prematuramente envejecida, con una esperanza de vida menguante, deprimida, con poca salud y crónicamente medicada. En este blog lo que nos interesa es la infertilidad, a este asunto nos dedicamos, pero no podemos olvidar el contexto y marco en que aquélla se construye, manifiesta y expande.
Recapitulando, y sintetizando, diré que la infertilidad creciente resulta de la pérdida, o debilitamiento, del instinto sexual por motivos políticos, lo que es particularmente determinante en las mujeres, aunque también se da en los hombres, que ahora padecen un tipo de arremetida institucional permanente, que deteriora su virilidad, lo que se exterioriza biológicamente como pérdida de calidad y volumen en el semen, etc. Así es, pero quienes están resultando principalmente dañadas por el actual estado de cosas, políticamente impuesto, son las mujeres.
El instinto sexual es un impulso primario que garantiza nuestra supervivencia como especie. Dada la hipercomplejidad de la naturaleza humana, ese instinto no se manifiesta como un automatismo determinista, lo que sí sucede en los animales, de manera que puede ser alterado, disminuido e incluso gravemente dañado, como sucede ahora. No es, tampoco, un saber innato al completo, por lo que conviene aprender a mejor conocer nuestros impulsos primordiales en lo amoroso y reproductivo, para repropiarnos de lo somos, recuperar nuestra fuerza pasional y rehacer nuestra vitalidad genésica. Tales son las tareas que nos proponemos desarrollar, con el objetivo de contribuir a hacer fértiles a quienes ahora lo son escasamente, o ya son del todo infértiles, para que puedan ser madres y padres de manera natural, no artificial, no médico-mercantil.
Lo estamos efectuando ya en la forma de textos, pero queremos dar el salto a realizar CURSOS, en los cuales podamos exponer qué es la sexualidad humana más allá de la biopolítica, cómo opera, y cuáles son las causas de la fertilidad y la infertilidad, especialmente en las mujeres. Diré que comprender la sexualidad femenina de un modo objetivo, experiencial, realmente efectivo a la hora de pasar la prueba de los hechos y la práctica, no es fácil. No, hoy y aquí no lo es, pero en nuestro caso, en lo referente a quienes escribimos en este blog, creemos que algo tenemos que aportar. Y los CURSOS serán el marco óptimo para hacerlo.
En ellos tendrán cabida diversas materias más, aún no citadas. Una es la sabiduría popular sobre erotismo, amor y sexualidad. Otra será la sexualidad animal, pues somos animales mamíferos y eso significa algo, o tal vez mucho. Un tercero es comprender de qué modo operaba la sexualidad en el seno de la familia hasta ayer mismo, asunto sobre el que se han vertido un sinnúmero de bobadas infundamentadas y maliciosas. Un cuarto es escuchar a nuestros ancestros, abriéndonos a las enseñanzas del pasado sobre estas materias, estudiando las venus paleolíticas, sobre todo la de Willendorf, de hace 30.000 años, y las decisivas pinturas rupestres de Cogul, Cataluña, de hace unos 10.000 años, entro otros casos similares. En suma, deseamos sacar a la luz toda una relación de prácticas y saberes hoy ignorados, ocultados y censurados, que nos permitan conocernos mejor en lo libidinal y reproductivo.
Tales CURSOS pueden interesar a quienes tienen problemas de infertilidad y no desean pasar por el trágala de las clínicas, esto es, a las parejas que no logran un embarazo. También a las mujeres que quieran conocer la realidad y verdad de la sexualidad femenina, como instinto primario prepolítico, en tanto que hembras de la especie humana, más allá de la biopolítica en curso. En tercer lugar, a quienes (varones o mujeres) comprenden, o al menos intuyen, que el Eros es un sanador integral, y que existe un saber práctico llamado sexoterapia. Todo ello desde la ética personal, desde una moralidad exigente.
Porque el sexo es un impulso natural afirmativo, crea la vida y la mantiene, por eso, como se ha expuesto, el instinto sexual y el instinto de supervivencia vienen a ser lo mismo. De modo que, dañado aquél, éste no opera adecuadamente, y el individuo se asoma al abismo del no-ser, en la forma de depresión, de enfermedad física autoinfringida, de suicidio indirecto o de suicidio directo. De ahí la sexoterapia, buena para tener hijos y buena, asimismo, para tenerse a sí mismo, como criatura deseosa de seguir aquí, en la vida.
En verdad, todo ello es bastante fácil por sí mismo. Sólo lo hace espantosamente complicado y difícil la presión institucional y la censura, sus relatos mendaces, sus dogmas esterilizadores, sus agresiones impunes, su fanatismo inducido y su censura hiperactiva. Pero con coraje, serenidad, paciencia, verdad y afecto lo iremos remediando.
Rodri
Nota. - Para quienes escribimos en este blog solo hay una verdad, la que resulta de la experiencia y de la vida. Lo demás son narraciones, biopolítica, manipulación, propaganda. No admitimos autoridades, no citamos libros, no queremos validaciones académicas. Quienes nos lean o escuchen han de saber que únicamente nos atenemos a la prueba de la experiencia. Si estamos acertados haremos una contribución a mejorar la fertilidad, individual y social, y si esto no sucede es que estamos equivocados. Según ese criterio gnoseológico, es la experiencia misma la que está mostrando la ausencia de verdad que padecen las teorías sexológicas contemporáneas, supuestamente tan “liberadoras”. Quizá lo sean, pero en la experiencia se manifiestan como erróneas. Esto explica el daño y el dolor, la frustración y la desesperación, que están esparciendo por doquier, sobre todo entre las mujeres.
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